Hay actitudes que pueden llegar a ser realmente destructivas, reflejan el estado de nuestros corazones, cuán renovada está nuestra mente, cuánto amor hay dentro de nosotros y nuestra forma, tanto de ver a las personas como de nosotros mismos. Claramente se ve reflejado cuánta responsabilidad cree tener una persona sobre las cosas que salen de su boca, por una parte entendible pero no por ello justificable, es más fácil conquistar una ciudad amurallada que controlar la lengua y tener dominio propio. La lengua es un miembro pequeño pero capaz de causar la destrucción masiva.
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. — Lucas 6:45
¡No te confundas! Las razón no es mala en sí, lo malo es no ayudar a los demás con ella de forma correcta sino utilizarla para causar daño, aunque la intención sea buena. Se puede tener la razón, pero si teniéndola se hace sentir mal a los demás se construirá un imperio en el cual uno será el emperador, pero será el único ciudadano de su pequeño imperio. El alarde de nuestras capacidades frente a los demás, el hacer sentir más o menos a alguien a través de lo que se diga habla más de uno mismo que de los demás, eso está claro. La forma en la que uno trata a las personas habla más de uno que de la otra persona. La crítica, es como un elevador, cuando se trata bien a alguien y se las eleva, se sube con ellas, pero cuando se las trata mal y se las reduce también se hace hace con ellas. Existe un mecanismo de defensa llamado proyección que consiste en que uno critica aquellas cualidades o defectos en una persona o grupo que no nos gustan de nosotros mismo. La clave está en que cada uno decide qué ver y que no en los demás, todos tenemos puntos fuertes y débiles, lo que hace la persona que critica es hacer del resto un blanco para sus comentarios con fundamento en sus puntos débiles o fuertes. Por tanto, se considera una actitud desesperada de llamar la atención, actitudes propias de personas inmaduras, en carácter, en espíritu o en el conocimiento de algo en específico. Estas personas pueden llegar a ser semejantes a un niño que usa un cuchillo para jugar, primeramente se hace daño si mismo y además a los que están a su alrededor. Recuerda, son los dones los que te elevan, pero será el carácter el que tenga que te mantenga en la cima. No juzguemos si no queremos ser juzgados. Con la misma vara que medimos seremos medidos.
No los censuréis; son tal como seríamos nosotros en circunstancias similares < Abraham Lincoln
La crítica es inútil porque pone a la otra persona en la defensiva, y por lo común hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa porque lastima el orgullo, tan precioso de la persona, hiere su sentido de la importancia y despierta su resentimiento. Si la intención es ayudar, existen formas más efectivas de hacerlo. El amor y las buenas formas siempre darán un mejor resultado que la queja, la critica y la condena. Un gran porcentaje de nuestra comunicación se basa en el lenguaje no verbal, en los tonos, en las formas y un reducido porcentaje, el más mínimo, se atribuye al contenido. La forma en la que se dicen las cosas pesa tanto o más aún que el contenido y las personas no solo se quedan con lo que les dices, si no, más aún con la forma en cómo lo dices. No es lo mismo decir “arrepiente pecador o arderás en el infierno” a decir “hay un Dios que te ama, considera que eres tan valioso como para dar a su único hijo por ti para que puedas creer en Él, te arrepientas de tus pecados y puedas tener vida y gozo eternos”.
A todos nos habita un genio y un santo, pero también un tirano y un cretino. Nadie pasa por la vida sin cometer errores o sin hacer algo de lo que se avergüenza.
Recordemos que no se le arrojan piedras a un árbol que no da frutos y no llama la atención un estanque sin movimiento y mal oliente. Dejemos de jugar papeles que nos corresponden, dejemos de ser jueces y verdugos, en lugar de amar, perdonar y por consecuente ayudar, por al menos agradecimiento y consideración, al que se los dio por gracia. No deberíamos hablar sin saber los motivos de las personas. Todo el mundo tiene el mismo derecho a equivocarse, a fallar y eso no define la identidad de alguien. Dejemos de lado los prejuicios generados por las redes sociales en las que se muestran resultados pero no las historias que hay detrás de ellos. Solemos ver el pequeño error de los demás cuando en nuestras vidas hay grandes errores que no deseamos admitir por temor a ser rechazados.
La critica es inútil, primeramente genera justificación en la otra persona, crea una actitud defensiva y no se le llegará a convencer de su error, si se le convence será una victoria vacía en la cual la otra persona seguirá manteniendo el mismo pensamiento en una parte reducida. A las personas no les importa cuánto sabes, sino cuanto te llegas a interesar por ellas de forma honesta y sincera. Se nos ha mandado a amar a nuestro prójimo tanto como a nosotros mismos, cómo podemos amarlos si no nos amamos a nosotros mismos. Aquel que no tiene amor y no actúa con amor no ha conocido a Dios, porque Él es amor.
Un gran hombre demuestra su grandeza por la forma en que trata a los pequeños. < Dale Carnegie
¿Conoce usted a alguien a quien desearía modificar, y regular, y mejorar? ¡Bien! Yo estoy en su favor. Pero, ¿por qué no empezar por usted mismo? Desde un punto de vista egoísta, eso es mucho más efectivo que tratar de mejorar a los demás. Sí, y mucho menos peligroso. En lugar de minimizar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Siempre hay que tener en cuenta que la opinión de las demás personas son igualmente validas que la propia, que sus decisiones o cualidades deben tener un motivo. Siempre se pueden aprender cosas nuevas.
Dios te bendiga Andersson sierra , el tiene grandes cosas para tu vida, y para nosotros por medio de tu sabiduria.
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