En Mateo 4:23-25 leemos las cuatro actividades fundamentales de Jesús durante su vida y ministerio en la tierra:
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.
Mateo 4:23-25
Lo primero que Jesús hizo fue dedicar tiempo a enseñar a las multitudes, y a un mayor nivel, a sus discípulos. Por supuesto, predicó las buenas nuevas del evangelio del reino, para confrontar los sistemas religiosos de la época, que oprimían y abusaban del pueblo. A demás, demostró su autoridad y el poder de sus palabras por medio del ministerio de sanidad y liberación.
Sin embargo, a pesar de haber sanado y liberado a muchas personas, fueron sus enseñanzas las que prevalecieron tras su muerte y resurrección, para establecer sobre ellas el fundamento de la iglesia.
Jesús sigue sanando y liberando hoy, pero también sigue enseñándonos que de nada sirve ser sanado o liberado, o escuchar sus palabras, si no las ponemos por obra. Quienes tal hacen, edifican su vida y fe sobre un fundamento débil e inválido para enfrentar la adversidad, ese fundamento es la arena. Sin embargo, quienes atienden a las enseñanzas de Jesús para practicarlas, están edificando sobre un fundamento sólido, eterno y duradero. Ese fundamento es la roca.
Escrito por Juan Camilo Vélez.
