En el mundo de hoy vemos a una sociedad envuelta en el espíritu de estrés, vemos a familias empobrecidas por estar estresadas. Con frecuencias familias enteras viven con ese patrón de estrés a tal punto que no encuentran una salida a sus problemas, además no solo es cuestión de que están estresadas sino que el mismo estrés les quita de oír la voz de Dios. Una de las cosas que hemos aprendido es que cuando agudizamos nuestros oídos a toda voz externa, la voz de Dios comienza a tener menos importancia y poco a poco se apaga. Generalmente cuando esto ocurre somos envueltos en un estrés mas fuerte que el que sentimos normalmente pero debemos de entender que ninguna voz es mas importante que la de Nuestro Padre Celestial.
El estrés lógicamente no trae nada bueno a nuestra vida, por el contrario su único objetivo es hacer que nuestro corazón se turbe. Una de las que cosas importantes que todo creyente, hijo de Dios debería de saber es que, el que es hijo tiene herencia en el Padre; es decir, si usted es hijo no debería de permitirse que el estrés gobierne su vida porque llegamos a un punto el que no solo sentimos estrés sino que además nos gobernar por lo que éste esta diciendo. Si bien es cierto que la Biblia dice que en el mundo vamos a tener aflicciones y eso es indiscutible y día a día lo vemos, pero Dios dice que Él ya venció al mundo y que tenemos que estar tranquilos. El estrés puede traer a su vida frustración, pobreza, falta de identidad, comenzamos a cuestionar quiénes somos para Dios y entramos en una etapa de vulnerabilidad y no nos damos cuenta que nos estamos convirtiendo en un blanco fácil para el enemigo.
Las causas que produce el estrés puede ser muchas, vamos a mencionar unas cuantas a continuación, entre ellas están:
- Todo tipo de miedos: Hoy en día paralizamos nuestro crecimiento y el ensancharnos debido al miedo de querer avanzar, las razones pueden ser muchas pero una de las mas considerables es cuando escuchamos comentarios negativos o cuando nos vemos incapaces de poder hacer ese algo a lo cual Dios nos manda. Pero una de las cosas que es seguro es que si Dios le manda a usted a hacer algo es porque Él sabe que usted va a poder con ello. Nadie conoce mejor nuestras capacidades que Él y en ningún momento va a permitir que sus hijos queden en vergüenza.
- Ansiedad: El mismo estrés o ese miedo interno que tenemos dentro nos puede provocar ansiedad, y la misma ansiedad pueda que traía a la vez enfermedades.
- Exceso de responsabilidades: Como seres humanos tenemos un limite y no debemos permitirnos cargarnos con mas de lo que somos capaces de aguantar. No olvidemos que vivimos en un cuerpo físico y que nos cansamos en mayor o menor medida.
- Deudas, desempleos, facturas: Cuando estamos tan estresados nos olvidamos que Dios es nuestro proveedor y que solo con un chasquido de dedos, las cosas pueden suceder.
- Enfermedades terminales: Una vez nuestro papá espiritual nos dijo: nosotros no morimos, nosotros nos vamos con Cristo. Si morimos para Dios morimos.
- Áreas que no se han rendido a Dios: Muchas veces el estrés va a desaparecer cuando le rindamos totalmente todas nuestras áreas a Dios.
Ahora bien, así como sufrimos estrés y todo lo que este trae Dios siempre nos liberta a modo de poder recuperar nuestra esencia y que nos volvamos a enfocar en que Él es Aquel que Todo lo llena en Todo. Dicho esto también nos dio una arma mas poderosa que cualquier otra, y esa arma es la oración. No hay cosas mas poderosa que la oración, cuando doblamos nuestras rodillas el infierno tiembla, cuando nos postramos ante Dios no hay estrés que no desaparezca. A través de la oración nosotros descansamos, Dios nos dio el ADN de descansar. Hay cosas que se irán de nuestra vida cuando aprendamos a descansar en Dios a través de la oración, Físicamente hablando cuando trabajamos de mas nuestro cuerpo físico se cansa y necesitamos descansar para recuperar fuerzas y hacer de una manera profesional nuestro trabajo, pues lo mismo pasa en lo espiritual; cuando descansamos en Dios nos sentimos libres, tenemos paz en el corazón no hay estrés alguno. Así que le invitamos que aprenda a descansar en Dios, que sea libre del estrés, de toda carga, de todo aquello que lo separa de Dios. Descanse en Dios, dígale: Señor yo voy a descansar en ti. Cuando descansamos en Dios cadenas que nos tenían atados se rompen, yugos se pudren, nos sentimos libres.
Así que nuevamente le digo: DESCANCE EN DIOS.
¡BENDICIONES!