La identidad en la familia

Bienvenidos de nuevo a mi blog. En este tercer post quiero compartirles un nuevo extracto del primer capítulo de mi primer libro «Tú sí puedes» ¡Espero que os bendiga enormemente! Y os recuerdo que ya está disponible para su compra en amazon. Sólo tenéis que hacer click aquí para adquirirlo desde España, o aquí para adquirirlo desde cualquier otro lugar del mundo. Ahora sí, ¡Vamos allá!

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” (1ª Pedro 2:9-10)

Estas palabras nos recuerdan quiénes somos, pero más aún, específicamente dentro del diseño original de Dios, y como parte fundamental de nuestra identidad, vemos como el sacerdocio en un hogar es realmente importante, pues la instrucción de los progenitores marcará el destino de las próximas generaciones. El libro de proverbios fundamenta esta verdad:

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” (Proverbios 22:6)

Estamos en una era donde se vive tan de prisa, que pasamos por alto lo mas importante. Recuerda que el primer ministerio que Dios nos da es la familia, pues una familia fuerte puede sostener un ministerio, pero un ministerio no puede sostener
una familia.

Hoy quiero decirte, a la luz de La Sagrada Escritura, que, aunque seas fruto de una violación, o te hayas criado sin el calor de un hogar, hay un padre que siempre te cuidó, que siempre estuvo allí guardando, librando y protegiendo tu vida. Ese padre amoroso es Dios, y cumplirá su buena, perfecta y agradable voluntad en tu vida, sólo debes dejar de preocuparte y empezar a ocuparte de ti, comenzando por reconocer que fuera de Él no hay identidad fuerte ni propósito eterno.

Cuando reconozcas esa paternidad de Dios, podrás reclamar tu herencia como hijo, pero para eso, el primero que tiene que creer en ti eres es tú mismo, y a partir de ahí, reconociendo que eres creado a imagen y semejanza de Dios, podrás invertir en ti para desarrollar al máximo esa vida de Dios depositada en tu interior. Por último, recuerda que Dios siempre ha querido tener comunión con el hombre y la mujer, pero una comunión que nazca de nuestra voluntad propia y amor por Él. Esta es la manera más efectiva de conocer nuestro propósito y ser afirmados en nuestra identidad.

Hasta aquí este extracto de mi libro. Espero que te haya gustado, y ya sabes, si quieres leerlo completo, puedes adquirir el libro aquí. ¡Bendiciones!

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Publicado por Pastora Araceli Echeverría

Autora del libro "Tú si puedes" y pastora en el ministerio por más de 15 años. Residente en la ciudad de Bilbao, España.

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