¿Qué tal amigos? Me siento muy feliz por la publicación, este pasado 10 de noviembre, de la 3ª edición de mi primer libro titulado «Cultura, tradición vs. principios del reino sobrenatural», junto con mi editorial, Crecer en Conocimiento.
Es por esto que he decidido compartir algunos extractos de lo que podréis leer en el libro, publicado el pasado 10 de noviembre, para que podáis ver que es un libro que transformará vuestras mentalidades, y por ende, vuestras vidas, a través de los principios que en él os enseño.
Sin más, veamos un tercer extracto del capítulo 1, titulado: «Los principios de Dios».
Otro principio; otro “dios”
Desde que el hombre fue expulsado del Edén y perdió la relación con Dios, en toda la historia de la humanidad el ser humano ha tenido la necesidad de Dios. Pero a medida que la humanidad ha pretendido vivir en independencia y rebeldía a su Creador, rechazando los principios revelados por Él, ha tenido que cambiar a otros dioses, porque de lo contrario, no podría vivir tranquila. Es lógico, Dios no cambia, de modo que si quieres otros principios, debes cambiar de «dios».
Toda orientación de vida que no se sujeta a los principios revelados por Él, ha llevado al hombre y a la mujer a inventarse dioses que les permita vivir bajo otros principios. Así, aparecen en la historia de la humanidad cientos de dioses, los cuales potencian comportamientos rechazados y prohibidos por Dios, como, por ejemplo:
- Afrodita o Venus, la diosa del amor, sexo, perversión, manipulación, etc.
- Baco o Dionisio, dios del vino y de la danza, inspirador del delirio y el éxtasis.
En otras palabras, no se puede seguir a Dios y cambiar sus principios. Al cambiar estos fundamentos, se cambia de dios. Si andas a tu manera, te conviertes en tu propio dios, al mismo tiempo que te conviertes en el artífice de tu propia vida, creando tus normas, valores, etc. Por lo tanto, estarás fuera del territorio de Dios. No regirse por las leyes de Dios, es decirle: “no me sirve lo que tú dices, ni lo que tú eres; yo voy a elegir una mejor forma de guiar mi vida.”
“Jehová”, el dios becerro
El libro de Éxodo nos relata la triste historia de cómo el pueblo de Israel en cierta ocasión cambió de principio, pero se negaron a ponerle otro nombre. Del mismo modo que cambiaron de Dios, pero querían seguir usando el mismo nombre de Jehová.
Nuestros principios revelan a quien amamos y servimos.
“Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.” (Éxodo 32:2-5)
Al hacerse una imagen nueva, el pueblo de Israel cambió de principios y de dios. “Estos son nuestros dioses”, dijeron. Pero lo más curioso es que era fiesta para Jehová. Sin embargo, por más que nos aferremos en declarar, gritar y confesar que Jehová es nuestro Dios, los principios revelan a quién de verdad servimos y amamos.
Hay personas que roban, adulteran, matan y demás, porque forma parte de su sistema de valores, y dichos valores son los principios en los que sostienen sus vidas. Por ejemplo, para un talibán, morir inmolado, asesinando a miles de infieles, es un valor sumamente apreciado, por lo que dicha conducta no es un acto reflejo, un error, o un simple fallo, sino que es una orientación de vida.
De igual forma, lo que fundamenta tus comportamientos es la base de tus valores, por eso nos auto engañamos si creemos que Jehová puede ser nuestro Dios viviendo fuera de sus principios.
Los principios de Dios son la revelación de su carácter.
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CRECER EN CONOCIMIENTO 