Ponzoña. Su Veneno y Mi Muerte

La verdadera prueba del hombre está en su corazón, en los asuntos espirituales, quién tiene tu corazón tiene tu destino, si no lo tiene Dios lo tendrá el enemigo — Ap. Jesús Losa

Por circunstancias en nuestro caminar por esta vida, muchas veces nos encontramos viviendo dentro de una burbuja como el niño que hace tiempo no generaba anticuerpos y tuvieron que ingresarle en una burbuja para que no tuviera contacto con sus seres queridos. Los problemas con la falta de perdón te colocan en una auténtica burbuja y te aíslan de lo que Dios quiere hacer en tu vida, todo sale mal y tenemos problemas para acércanos a Dios. ¡No cometas autosabotaje! Hoy en día uno de los mayores problemas del cuerpo de Cristo, es la falta de perdón. Esto trae, como consecuencia, que los creyentes heridos, a su vez, hieran a otros. ¿Qué culpa tienen estás personas de nuestros sufrimientos? Ellas lo único que anhelan es vernos viviendo vidas plenas y exitosas. Amigo, cuando descubres que es más importante mantener la paz interior que declarar una guerra sin cuartel a diestra y siniestra, dejas de enseñarle al mundo cuán equivocado está de forma confrontativa y empiezas a preocuparte por ellos de forma sincera, porque a la gente no le interesa cuánto sabes, sino cuánto te interesas por ellas, porque aquel que no posee amor, en verdad no ha conocido a Cristo, podrás morir como mártir en una causa sin embargo, ¡Sin amor no somos nada! (1 Juan 4:8).

¡Encrucijada! Así le llamamos a aquellos momentos en los que nos sobrevienen los problemas, las circunstancias aparentemente vienen toda una tras otra a tu vida. Por si fuera poco tus “enemigos” ahora se ven más fuertes que nunca, algunos de los que decían ser tus amigos se muestran hostiles y cuando más los necesitas es cuando menos están, es duro, lo sé. Es duro levantar un clamor en medio de la angustia, la desesperación, creer justo ahora es un asunto de vida o muerte. Dirás, «¿Cómo volver a creer cuando han provocado un atentado terrorista en contra de nuestros sentimientos y nuestras personas, contra aquello que es valioso para mí?» Verás, muchas veces creemos que aquello que nos hacen es una gran tragedia, y que nadie puede comprender el dolor por el que estamos pasando, que el dolor de la persona que se encuentra a tu lado es más leve al que estás viviendo. A veces creemos que las situaciones o lo que una persona hace y nos hiere es pecado y que ha pecado en nuestra contra, olvidando que debemos perdonar, más que setenta veces siente hacer del perdón un estilo de vida. Porque no es mayor la ofensa que lo que se quedará en tu interior si no perdonas. No infravaloro tu dolor. si decides creer, será Él quién te dará una nueva canción y una nueva declaración en medio del dolor. En Cristo tendremos aflicciones, pero Él ha prometido vida eterna y abundante para aquellos que perseveran y corren bien la carrera de la fe ¿Pero qué tanto sabemos de la historia de las demás personas, que nos hace jueces, que nos exime de ponernos en los zapatos de los demás? Quizás lo que es leve para uno, para el otro es un gigante y viceversa. Nos encontramos en iglesias y en la vida misma, luchando en contra de nuestros hermanos, aquellos en algún momento nos ofrecieron la mano para levantarnos luchando el uno con el otro, luchamos entre compañeros de trabajo o de estudios o de proyectos, incluso de vida, como si la otra persona fuera nuestro enemigo legítimo, cuando La Biblia nos enseña que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, (Efesios 6:12), ni siquiera nuestras armas son de este mundo (2 Corintios 10:4). Preciosos son los pies de aquellos que anuncian la paz (Romanos 10:15). Frente a la ofensa Jesús nos enseñó a poner la otra mejilla, porque en los asuntos del corazón aquellos sentimientos negativos y tóxicos lo único que crearán en nosotros será un estado de ponzoña, donde seremos entregados a atormentadores como la amargura (Mateo 18:21-35).

En los asuntos del corazón es imprescindible solucionar rápidamente, puesto que estos solamente enfermarán tu corazón cada vez más, ahuyentando al Espíritu Santo de nuestras vidas.

A veces la raíz de la ofensa no es la otra persona. Sino uno mismo que por falta de seguridad, de madurez u otra razón nos tomamos la ofensa como pecado, como si las personas fueran en nuestra contra. Ten presente que todos somos humanos y tenemos el derecho de equivocarnos, muchas veces hasta tú y yo hemos ofendido sin darnos cuenta, algunas veces habiéndonos percatado y otras sin. ¿Cuántas veces no le hemos fallado a Dios? ¿Y si Él no nos perdonara? ¿Sabes que debes dar por gracia, lo que por gracia recibes? Al consiervo del pasaje de Mateo 18:21-35 se le perdonó una deuda que jamas podría llegar a pagar por méritos propios, así mismo Jesús aboga e intercede para que se nos perdone diariamente, así como sus misericordias se renuevan cada mañana, nosotros debemos perdonar también continuamente. Por muy inmerecido que sea, por muy imperdonable que sea. El amor cubre multitud de errores. Si no lo tienes por ellos, al menos hazlo por ti. El perdón es un regalo que nos deja libres a nosotros frente a la otra persona, es inmerecido. La falta de perdón es un veneno que nos intoxica a nosotros mientras esperamos que se muera la otra persona. ¿En qué nos comportamos de forma diferente a los necios? Con la vara que medimos, seremos medidos. Si Dios nos perdona cada vez que se lo pedimos, cosa que para mí es más que setenta veces siete, ¿Por qué nosotros no perdonamos a los que nos ofenden? ¿Sabías que incluso nuestras ofrendas pueden ser mal recibidas sin tenemos actitudes incorrectas en el corazón? El siervo no deja de ser un siervo para el rey sólo por su mal comportamiento, También nosotros, nunca dejaremos de ser los hijos de nuestro Señor. Tus errores no te definen. Esta ingratitud es un pecado en sí y como todo pecado no confesado nos deja expuestos a los ataques de nuestro enemigo, nos causa gran tormento. Hay cosas que parecen imperdonables, lo comprendo, pero igualmente imperdonables eran nuestros pecados y Dios los perdonó. Dios nos pide que le entreguemos nuestras cargas y Él no dejara que el justo sea sacudido (Salmos 55:22). Es momento de la reconciliación, deja la venganza en manos de Dios, Él pagará. Entrega al Señor la mochila pesada de tus aflicciones y sentimientos corrosivos del corazón.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9)

Jesús no pidió que El Padre quitara la prueba, sino que sus discípulos guardaran su corazón y mantuvieran la fe para salir victoriosos. Aunque haya gente hablando o haciendo, no podemos dejar que esa envidia y odio de las otras personas entre en nosotros. Sigue amando, no devuelvas mal por mal y entra en la nueva temporada, ¡Utiliza la prueba para catapultarte al siguiente nivel! Dios está intensamente interesado en tu corazón. Recuerda que de ese órgano mana la vida y que de sus frutos habla la boca, es tan importante que tiene la capacidad de cambiar nuestros pensamientos, renovarlos o levantar murallas en contra de nuestros seres queridos, según se alimente más el lado bueno o malo del mismo. Cuando la ofensa llega la reacción natural es levantar murallas a nuestro al rededor, sin darnos cuenta levantamos también murallas para aquellos que nos aman y han estado siempre con nosotros, levantamos murallas incluso para Dios y nuestro corazón es endurecido, nos volvemos personas frías e intolerantes, dejando entrar las cosas negativas a nuestros corazones, por eso protegerlo es más importante que nuestra reputación, aún y cuando esto implique protegerlo de nosotros mismos. ¡Vuelve al origen y a la vida!, Dios te ama y desea que seas libre de la opresión y de la falta de perdón suelta las cosas que te hacen daño y vuelve a volar alto sobre la tormenta, ¡Fuiste diseñado para las alturas, no te conformes con menos!

“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesios 4:32 )

 “soportaos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” (Colosenses 3:13)

«Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz» (Colosenses 2:13-14)

¡Esfuérzate, se valiente y persevera. Lo mejor aún está por venir!

Publicado por Andersson Sierra

Ruge porque Su diestra es contigo. — 2 Cor 4:8-9 #ItsallaboutHIM

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